La puerta secreta de Ana

Estaba viendo una serie y me pregunté:  ¿existe alguna secuencia de números que siempre está presente en nuestras vidas? ¿Acaso las letras  tienen un momento para coincidir, un instante en donde encajan en el momento preciso? ¿Pueden los eventos que suceden en nuestras vidas estar entrelazadas los unos a los otros? ¿Realmente se puede predecir el futuro? Son preguntas interesantes. Me ha pasado que , cuando estoy leyendo un libro mientras mi mamá está viendo la televisión , he leído  una palabra y , un segundo después, esa misma palabra es pronunciada por la persona que habla a través de la tele. Puede incluso que yo esté hablando y , segundos después, me siento remedada por el mismo aparato. Lo más raro que puede pasar es que yo esté pensando en determinada palabra (eso sucede cuando escribo, cuando intento buscar la palabra adecuada) y alguien más pronuncia (¡justo!) esa palabra. Extraño . Por otro lado, tengo una relación con dos determinados números: el 11:16. Estoy ha

Nos enseñaron a dibujar desde pequeños. En ese entonces, dibujar era genial: no importaba si dibujábamos chueco, con palitos, o si deformábamos a los seres humanos y los convertíamos en seres inexistentes para los adultos, pero reales para nosotros. Yo dibujaba a mi mamá con el cabello parado y un ancho vestido. Después, me entró la manía de dibujar contando una historia. Era un desastre: ponía muñequitos por todos lados, explicándole a mi profesora que era el mismo muñeco, pero en momentos distintos. Me ponía doce.  Finalmente, imitaba lo que veía: intentaba dibujar complejos dibujos que veía a mi alrededor y no me importaba si lograba imitarlos o no. Simplemente, me retaba a mí misma, a ver si podía hacer una copia de aquel dibujo.  Esta mandala lo dibujo mi sobrinita. Y, después de eso, dejé de dibujar. Como casi todos.  Renunciamos a dibujar. Lo hicimos porque los dibujos perdieron sentido (¿Para qué? ¡Si existen las láminas! – y luego, las impresoras se